Dios, por amor a nosotros, ideó una forma de que nos libráramos del justo castigo que merecíamos por nuestros pecados y volviéramos a tener una relación amorosa con Él. Lo único que tenemos que hacer para que nuestros pecados sean perdonados, expiados, es creer. Tal es el amor de Dios, el regalo que otorgó a la humanidad.